CIRUGÍA
NEUROLÓGICA

Barbara

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Maestra y entrenadora jubilada, 57 años
Concord, New Hampshire

Barbara Espanol

Decidir tener un hijo bien pasados los cincuenta salvó la vida a Barbara Higgins. Pero el nuevo y emocionante capítulo en la vida de esta nativa de New Hampshire, llegó con un vuelco inesperado.

Barbara: A blonde woman with blue eyes on a mountaintop with a bright blue sky behind her.

Antes de que, a sus 57 años, Barbara concibiera a su hijo, le detectaron tres tumores cerebrales. La noticia llegó poco después de que Molly, su hija, falleciera de un tumor, también cerebral, tras un error de diagnóstico de un hospital local.

Barbara in a pink tank top with the #MollyB hashtag, for her daughter, at the gym.
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En 2016 mi hija Molly empezó a tener cefaleas; después de semanas de dolores de cabeza y vómitos y náuseas, fuimos a emergencias, y se negaron ni a mirarla. Yo insistía, “por favor háganle un CAT scan, unos rayos x de la cabeza”, pero nada. Le dieron una medicina para las migrañas, se fue a dormir y nunca más se despertó. Luego supimos que se le había reventado un tumor sin diagnosticar que tenía en la base del cráneo; eso fue lo que la mató. Con solo haberle hecho un CAT scan seis horas antes, podrían habérselo extirpado y todo arreglado.
“se le reventó un tumor sin diagnosticar que tenía en la base del cráneo; eso fue lo que la mató…”

Molly falleció el 7 de mayo de 2016. Murió en la víspera del Día de la Madre.

Barbara at sunset, framed by a mountain range.
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Aquel domingo 9 de mayo era el Día de la Madre. Molly era la reina de las celebraciones. Era ella quien se encargaba de todo. Y el Día de la Madre era súper importante para ella. “Me desperté y lo primero que noté fue que estaba amaneciendo y yo… pensé, “un día más. Aquí empieza. Molly no está y el sol sigue saliendo; y el viento sigue soplando y los autos van por la carretera y todos van a su brunch del Día de la Madre. Y ahí estaba yo en el salón de casa, en el piso, con el corazón roto, incapaz de hacer nada. Lo que sentía al principio era ira. Pura ira. No tenía sentido. Quería que el mundo entero se detuviera porque ella ya no estaba. Mi mundo se había detenido.
“Me desperté y lo primero que noté fue que estaba amaneciendo y yo… no comprendía que el sol siguiera amaneciendo sin Molly. No tenía sentido”.

Casi de inmediato, Barbara, de 56 años, se sintió compelida a tener otro hijo.

Barbara on a mountaintop framed by a bright blue sky.

Pero tener otro hijo no iba a ser sencillo para Barbara. Debido a una dolorosa condición crónica conocida como neuralgia del trigémino, vivía en un estado de dolor físico constante. El único alivio eficaz para ese dolor era medicarse con unos fármacos muy peligrosos para el feto.

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“Sí, hay muchos medicamentos que puedes tomar sin problema cuando estás embarazada. Y hay muchos que no son nada seguros. Y de mi lista de medicamentos habituales, ninguno era seguro durante el embarazo. Ni una sola de esas medicinas era segura para un feto en desarrollo. Y no puedes dejar la medicación de golpe, hay que hacerlo poco a poco. En cuanto me puse a ello, el dolor se hizo insufrible. Mira, es una de las cosas más duras que he pasado en la vida. Y te digo: he subido montañas corriendo; he parido a mis hijos; he hecho, qué sé yo, una infinidad de desafíos deportivos. Yo he soportado mucho dolor físico en mi vida”.
“de mi lista de medicamentos habituales, ninguno era seguro durante el embarazo”.

Decidida a buscar un enfoque diferente para bregar con la condición crónica de Barbara, una amiga le recomendó que visitara al doctor Emad Eskandar, un especialista de renombre mundial en Montefiore Einstein, a cuatro horas de distancia. Lo primero que hizo fue pedir una resonancia magnética. Fue entonces cuando le dieron la horrible noticia.

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“Me detectaron tres tumores en la cabeza. Vaya panorama. Me quedé como, ¡qué demonios! ¿Por qué yo? ¿Es que no tengo suficiente con lo mío?’ Tengo tumores en la cabeza, mi esposo necesita un trasplante de riñón, se me ha muerto Molly y ahora mi pobre hija Gracie está desolada. Al Dr. Eskandar solo le dije una cosa: ‘solucionemos esto lo antes posible’. Me tómo mis manos en sus manos y me dijo, ‘tú ve y dile a Gracie que vamos a cuidar de ti y que todo va a salir bien’”.
“Me detectaron tres tumores en la cabeza. Y pensé, ‘¿por qué yo? ¿Es que no tengo suficiente con lo mío?’ Molly está muerta, y ahora mi pobre hija Gracie está desolada”.

Mis manos en sus manos

El Dr. Eskandar tomó mis manos en sus manos y me dijo, “tú ve y dile a Gracie que vamos a cuidar de ti y que todo va a salir bien”.

Barbara smiling

El Dr. Eskandar realizó dos operaciones: una para curar el dolor de Bárbara y la otra para quitarle los tumores.

“La planificación es una parte muy importante de la neurocirugía… se planifica para evitar sorpresas”.

Emad N. Eskandar, MD.

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Dr. Eskandar: Afortunadamente, todo salió muy bien y se recuperó maravillosamente. La planificación es una parte muy importante de la neurocirugía. Yo siempre digo a la gente que el 90 por ciento es planificación y el diez por ciento es ejecución. Para tener éxito hay que anticipar todo muy bien. Por lo general, la noche anterior repaso los videos detenidamente para visualizar la secuencia completa en mi cabeza y para asegurarme de que todo esté listo. Básicamente, no debe haber sorpresas durante la cirugía.
Dr. Emad Eskandar
 
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Nunca jamás voy a dejar que me hagan ninguna intervención médica seria en ningún sitio que no sea Montefiore Einstein, nunca. Es simplemente maravilloso. Tengo una suerte inmensa; siento que el entero universo, de alguna manera, me envió allí, que estaba destinada a conocerlos [RISA]. Siento que el personal médico de Montefiore está dispuesto a ser, ante todo, personas. Oye, es que hasta tengo el número de celular del Dr. Eskandar; puedo enviarle un texto y él me responde; nunca, nunca lo ignora. No ha habido ni una sola vez que no me haya respondido.
“Nunca jamás voy a dejar que me hagan ninguna intervención médica seria en ningún sitio que no sea Montefiore Einstein”.

A Bárbara le impresionó mucho no solo que el Dr. Eskandar le diera su número personal, sino que la animara a llamar ante cualquier duda o desvelo.

“Muchas veces doy a mis pacientes mi número de celular... para que puedan mandar un texto o llamar en cualquier momento”.

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Dr. Eskandar: Muchas veces doy a los pacientes mi número de celular por si tienen alguna pregunta o sienten la necesidad de llamarme, y aliviar esa ansiedad que a veces tienen los pacientes de… “¿Y mi doctor? ¿Dónde está?” Saber que pueden contactar conmigo basta para atenuar parte de la ansiedad; saber que si hiciera falta comunicarse solo tendrían que agarrar el celular y mandar un texto o llamar.

Barbara quedó, al fin, libre de la medicación de la que había dependido durante tantos años; libre del dolor y libre de los tumores. Pero para Bárbara, la parte más milagrosa de su periplo médico estaba a punto de empezar.

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En julio de 2018 el Dr. Eskandar dijo, “Ya estás lista, así que adelante. Ya puedes tratar de tener tu bebé”. Así que seguimos adelante y a los 57 años supe que estaba embarazada. Pero ya lo sabía. Lo presentía. Podía sentirlo.
“Cumplí 57 años el 29 de julio y el 5 de agosto me enteré de que estaba embarazada”.

El 20 de marzo de 2021 nació el pequeño Jack.

Baby Jack in a warm beige cable knit sweater.

“Tenía clarísimo que debía hacerlo. Quedarme embarazada y crear a Jack era una misión que de algún modo sabía que tenía que cumplir”.

Barbara Higgins

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“A las doce y treinta y un minutos, Jack salió enterito de mi cuerpo: un empujón milagroso y fuera. Pesó cinco libras y 13 onzas, y midió 18 pulgadas, un muñequito perfecto. Lloré. Todos los que estábamos allí lloramos. En cuanto me pusieron a Jack en el pecho, lo primero que hizo, ante el silencio de todos, fue alzar la cabeza y mirarme; y al mirarle yo, me plantó la carita en el pecho. A veces siento escalofríos de pensarlo. Tenía clarísimo que debía hacerlo. Quedarme embarazada y crear a Jack era una misión que, de algún modo, sabía que tenía que cumplir; así que ahora lo único que me queda por hacer es ser la mejor madre posible, quererle, enseñarle qué son el amor y la bondad, porque él también tiene una misión. Y no sé cuál es, pero siento que debo prepararle para ella.”.

Más allá del agradecimiento

Después de un periodo tan oscuro, Barbara Higgins vuelve a sentir gratitud por el sol naciente. Y da a Montefiore Einstein todo el mérito de haberla llevado otra vez a la luz.

Barbara with baby Jack in a backpack on the mountaintop. Barbara stares into the distance resolutely.
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“Siento un gran alivio. Siento un gran alivio de que el sol haya vuelto a amanecer, a pesar de haberle suplicado que no lo hiciera. El amanecer es sin duda mi parte favorita del día. Esa transición de la pura tiniebla a, de pronto, una luz pálida apenas perceptible, y antes de que puedas darte cuenta se dibujan contornos; y aparecen colores, calor y cielo, y un sol bellísimo, majestuoso… te dije que volvería”.
“Siento un gran alivio de que el sol haya vuelto a amanecer, a pesar de haberle suplicado que no lo hiciera. El sol amanece pase lo que pase, y yo también. Montefiore Einstein tiene mucho que ver con mi amanecer”.
 
Barbara sitting with baby Jack, who is wearing a warm beige sweater, in the mountains at sunset.

Cada día, vuelvo a amanecer.

Barbara, baby Jack, daughter Gracie, and husband together framed by a mountain range.
Dr. Emad Eskandar

Conozca al Dr. Emad N. Eskandar

Emad N. Eskandar, MD. MBA

Jeffrey P. Bergstein Professor

Catedrático de Cirugía Neurológica
Director de Epilepsia y
Centros de Dolor Facial

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