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June 23, 2023

Una serie de artículos en The Lancet y The Lancet Diabetes & Endocrinology apunta al racismo estructural y la inequidad geográfica como impulsores principales de las disparidades de salud

(BRONX, Nueva York) — 23 de junio de 2023. A pesar de una mayor concienciación y de los continuos esfuerzos multinacionales para aplacar la diabetes, esta condición no solo es pertinaz, sin que su prevalencia crece exponencialmente y supera a la mayoría de las enfermedades en todo el mundo, según una nueva serie publicada . Peor aún, el racismo estructural experimentado por las minorías étnicas y la inequidad geográfica experimentada por los países de ingreso mediano bajo (PIMB) están acelerando las vertiginosas tasas de diabetes, y de enfermedades y muertes derivadas de ésta.   

“La diabetes sigue siendo una de las mayores amenazas para la salud pública de nuestro tiempo y crecerá agresivamente durante las próximas tres décadas en todos los países, grupos de edad y sexos, lo que representa un serio desafío para los sistemas de atención médica en todo el mundo”, asegura la doctora Shivani Agarwal, MD, MPH, líder de la serie de The Lancet, profesora adjunta de medicina y directora adjunta del Instituto Fleischer para la Diabetes y el Metabolismo, integrado en el Albert Einstein College of Medicine, y endocrinóloga en Montefiore Health System. “Esta serie nos brinda una enorme oportunidad para actuar de una forma pragmática y centrada en transformar tanto los enfoques de salud de la diabetes como los resultados en las poblaciones marginadas de todo el mundo”.

Inequidad estructural y racismo

Las nuevas estimaciones publicadas en la serie subrayan cómo la creciente carga global que representa la diabetes –y que se espera supere los mil millones de personas en 2050– se ve agravada por la desigualdad a gran escala en la prevalencia, enfermedades y muertes derivadas de la diabetes. Se estima que en el año 2045, más de las tres cuartas partes de los adultos con diabetes vivirán en países de ingresos bajos y medianos, y que menos de una de cada 10 personas de esta población recibirá atención diabética integral basada en pautas. A causa del racismo estructural, en países de ingresos altos (PIA) como EE.UU., las tasas de diabetes son casi 1.5 veces más altas entre los grupos étnicos minoritarios (es decir, indígenas americanos y nativos de Alaska, negros, hispanos y asiáticos) en relación con las poblaciones blancas. En esta serie se desveló que las personas de comunidades marginadas de todo el mundo tienen menos probabilidades de acceder a medicamentos esenciales como la insulina y a nuevos tratamientos, llevan un peor control del azúcar en la sangre y gozan de menor calidad y esperanza de vida.

La serie describe cómo los efectos a gran escala y de honda raigambre del racismo estructural, y la inequidad geográfica, dan lugar a impactos desiguales de los determinantes sociales de la salud (las condiciones sociales y económicas en las que las personas viven y trabajan), y en la prevalencia, la atención y los resultados de la diabetes a nivel mundial en el transcurso de una vida. Los impactos negativos de las políticas y campañas de conciencia pública, del desarrollo económico, del acceso a atención médica de alta calidad y de innovaciones en la gestión, así como ciertas normas socioculturales, inciden profundamente en poblaciones marginadas y seguirán incidiendo en generaciones venideras.

El racismo sistémico y las condiciones estructurales de un área determinada donde la gente vive y trabaja tienen efectos negativos transgeneracionales de gran alcance en los resultados de la diabetes en todo el mundo. “Es vital que el impacto de los factores sociales y económicos de la diabetes sea reconocido, comprendido e incorporado a la tarea de frenar la crisis mundial de la diabetes”, explica el Dr. Agarwal.

El artículo publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology da más valor a estas averiguaciones, y subraya las grandes disparidades en la carga y el manejo de la diabetes que existen entre los diversos grupos étnicos y raciales en los EE.UU, y dentro de dichos grupos. Por ejemplo, las personas negras nacidas en África o el Caribe tienen un 25 % menos de probabilidades de desarrollar diabetes que las personas negras nacidas en EE.UU.; y las personas asiáticas, negras e hispanas, y personas con bajos ingresos, tienen menos probabilidades de recibir asistencia para tratar la diabetes con agonistas del receptor GLP1 que los individuos blancos o de mayores recursos económicos.

Oportunidades de mejora

Sobre la base de las recomendaciones de la Comisión para la diabetes de Lancet de 2020, junto con el Pacto Mundial de Diabetes de la OMS de 2021 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el artículo detalla planes de acción para abordar las desigualdades raciales en el manejo de la diabetes y mejorar los resultados, al incluir a las comunidades más afectadas en el desarrollo e implementación de intervenciones, e incorporando múltiples estrategias estratificadas para abordar los determinantes estructurales y sociales de salud, que son en último término las causas de la inequidad a nivel mundial.

Los autores destacan ejemplos de cómo diversos países abordan la inequidad de la diabetes en el mundo real mediante un cambio de ecosistema (factores sociales y normativos) y mejoras del entorno clínico.

El acceso a insulina es una parte importante del ecosistema en torno a este trastorno para millones de personas con diabetes que no pueden obtener o costear los suministros necesarios para controlar la diabetes por sus propios medios. Una intervención en el África subsahariana, desarrollada en asociación con los sectores público y privado, y grupos de pacientes, es la solución de “co-packaging” de Diabetes CarePak para aumentar el acceso a insulina y demás suministros seguros. El suministro mensual de tiras reactivas, hisopos con alcohol, agujas y jeringas, y un medidor de glucosa ha dado como resultado un control más frecuente de la glucosa en sangre, así como una disminución promedio de la hemoglobina A1C del 2.8 % en dos meses, una reducción mayor que la obtenida con el uso de medicamentos.

En última instancia, la serie confirma la necesidad de seguir indagando en el mundo real mediante investigaciones de alto impacto y alta calidad, para garantizar que toda persona con diabetes reciba la atención que necesita donde y cuando la necesita. “Las investigaciones se han centrado en describir estas desigualdades, pero es fundamental desarrollar y poner a prueba intervenciones para abordarlas”, explica el Dr. Agarwal. “Hay muy pocos enfoques sobre el terreno publicados en revistas de alto impacto. Debemos dejar de contemplar el problema [sin más] y ponernos ya a resolverlo”.